viernes, 17 de octubre de 2014

Convenios que no nos merecemos.


¿POR QUE TENEMOS ESTOS CONVENIOS QUE NO NOS MERECEMOS

¿DÓNDE ESTÁ MI DEMOCRACIA?

 

Desde que se inventó hace ya miles de años, la Democracia es una forma de gobierno en la que el pueblo por medio de su voto elige la opción que desea; entendiendo que “pueblo” puede ser todo un país, una ciudad, o un grupo de trabajadores, y que lo que se elige es lo que la mayoría haya votado.

Hemos querido recordar esto que parece tan claro y evidente, porque creemos que no sean así las cosas en el sector de Seguridad Privada, y por extensión, en los sindicatos mayoritarios, los de clase, los que marcan tendencia, los que todavía negocian convenios, y los que a tenor de sus comunicados tienen, según ellos, la obligación de seguir siendo hegemónicos a pesar de que sus luces se apagan, siendo ya sus sombras las que más destacan, las que más se extienden.

No vamos a decir, o sí, que esas puntas de iceberg que asoman llenitas de basura trincona, que como todos sabemos eso es sólo lo que asoma, guardando en sus entrañas, o bajo el mar, lo gordo, lo que apesta, lo que si saliese a relucir abiertamente, podrían ser la puntilla definitiva de la credibilidad de los sindicatos de clase en su tan evidente ocaso existencial.

Todo esto no es gratuito. Estas son reflexiones que por un lado vienen de la evidencia constatada de las maniobras y tejemanejes que en estos últimos años nos van sirviendo los medios de comunicación y ellos mismos, a través de sus comunicados o de sus inoperantes conductas ante hechos tan graves como los recortes sociales y la inasumible reforma laboral.

Por otro lado, y ya dentro de lo que nos preocupa, la Seguridad Privada; ver las maniobras que unos y otros han tenido que realizar para justificarse al haber consumado una firma de un acuerdo relámpago con la patronal, que en ninguna de sus reuniones, asambleas, comités, o cualquier otro procedimiento interno de debate y votación ha sido mayoritariamente refrendado; o lo que es lo mismo, que la Democracia de la que hablábamos al principio ha sido dilapidada, vejada, escupida, y por aquello de ser femenino, pongamos que violada. Porque es eso lo que ocurre cuando la opinión de las mayorías no se tiene en cuenta; o como en el caso de la USO, ni se pregunta, ¡se hace y ya está!

Lo de CC.OO. es peor, o diferente, o las dos cosas; porque la mayoría de los territorios seguían en la misma línea que en anteriores negociaciones: nada de firmar si no hay una clara recuperación del poder adquisitivo. Pero esa fusión con los “Constructores” ha traído un muro parecido al de Pink Floyd que, ha dejado fuera las opiniones de las mayorías y, serán los comisionados ejecutivos los que desarrollen las estrategias de ir, pero no ir, de estar para hacer, y ya veremos cómo, dónde y cuándo; pero eso es cosa de los que mandan y no de los satélites que está para otros cometidos.

Y la UGT, sigue en esa línea de deriva hacia su particular hoyo. Ya en su día lo dejó claro su mayor y más grande exponente, el Secretario Sectorial Estatal: los Estatutos están para si hace falta saltárnoslos, o en su caso, comérselos. Allí lo que tienen es una democracia interna más que descompuesta, ya que los asistentes al Pleno Estatal, órgano con el poder definitivo de ejecución, en su día fueron nombrados a dedo entre los delegados mejor cualificados para levantar la mano sin rechistar cuando se les diga. Así, es difícil que lo que se aprueba dentro de sus paredes sea precisamente “democrático”.

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